Asamblea 2013





RETIRO DE PENTECOSTÉS

Enseñanzas del Retiro de Pentecostés-2013. Hna. Isabel Margarita

Antes y después de Pentecostés

Jn 16. Después de resucitar, Jesús se apareció a sus discípulos. Faltaba Tomás. Tomás nos representa a nosotros por las dudas que tuvo. Durante la duda se alejó de la comunidad, pero volvió a ella porque la necesitaba. En ella se encontró con Jesús resucitado.  Jesús pidió a Tomás que se acercara, él que se había alejado, tenía que desandar el camino. Tomás tuvo que meter su dedo en la llaga, en la prueba del dolor de Jesús. Renunciar al mundo también puede producir dolor, pero Jesús se muestra resucitado. En ese momento Jesús pronuncia una novena bienaventuranza: “felices los que crean sin haber visto”.
Hechos 1, 3. Jesús subió al cielo. Los apóstoles se quedaron mirando. Después de su resurrección Jesús ya no habla de la buena noticia, de la salvación. Ahora habla del Reino de los Cielos. Y recomienda a los discípulos que no salgan de Jerusalén  (que representa a la Iglesia) y esperen lo prometido por el Padre, el “paráclito”, el enfermero, el que sana las heridas de la guerra. El Espíritu Santo nos recuerda y nos hace entender la Palabra de Jesús. Cuando Jesús subía al cielo se supone que los discípulos ya se habían “enterado” de su misión y mensaje. Sin embargo, todavía le preguntan “si era entonces cuando iba a instaurar su reino”. El Señor tiene autoridad y escoge los momentos. Lo importante es que Él irá mandando la fuerza de lo alto. Lo demás es menos importante.
Hechos 1, 13. Los apóstoles regresaron a Jerusalén para reunirse en un lugar, con el corazón ardiente, deseosos de que se cumpliera la promesa del Señor. Se dedicaban a la oración, unidos, en alabanza, con la mirada fija en el Cielo. La alabanza consigue que venga el Espíritu Santo.

Dones y carismas del Espíritu

El Espíritu Santo viene a llenar todos los vacíos que tenemos; nuestra alma grita que necesita ser amada.
El Espíritu Santo es una persona de la Santísima Trinidad y, por tanto, tiene su propia actividad. El Padre da vida, el hijo, Jesús, nos salva, nos rescata. El Espíritu Santo nos transforma, nos renueva la vida. El Espíritu Santo dejó entre el Padre y el hombre una escalera hecha con los dones:
     1.       Temor de Dios. Es el primer peldaño de la escalera que nos sube al cielo. Con él vemos nuestras miserias y tememos perder a Dios. Por ejemplo, Santa Teresa de Jesús renovó el Carmelo por miedo a perder al Señor.
     2.       Piedad. Este don nos da ganas de orar, de leer la Palabra.
     3.       Fortaleza. El mundo sigue tratando de seducirnos y este don nos refuerza en nuestra decisión de seguir al Señor.
     4.       Consejo. El Señor nos aconseja, sobre todo a través de su Palabra.
     5.       Ciencia. Este don nos permite escudriñar el misterio de Dios revelado a la Iglesia.
     6.       Entendimiento.
     7.       Sabiduría. Este don nos posibilita el encuentro con Dios.
Los frutos del Espíritu son consecuencia de su acción en nosotros. Los podemos leer en Gálatas 5, 22: bondad, alegría, mansedumbre…

Los carismas son herramientas concretas que Dios da a los hermanos para ayudarles a acercar a otros a Dios. Puede ser el carisma de la predicación, la profecía, las lenguas, sanación… hay muchos, tantos como necesidades pueden tener los hermanos.

Isabel